Seleccionar página

¿Cuál es la mejor opción?

Si realizamos un análisis de la mayoría de las dietas populares (Atkins, Paleo, Keto, Ayuno Intermitente, La Zona, entre otras) llegaremos a la conclusión de que todas realizan una restricción calórica importante. Factor clave para lograr este objetivo. No hay ingredientes, alimentos u horarios mágicos en los cuales lograremos una mayor pérdida de peso.

La pregunta es de qué forma queremos reducir ese peso y si el método elegido será sostenible en el tiempo. Necesitamos preguntarnos si nuestra elección es coherente con el ciclo biológico en el que estamos, el estilo de vida que llevamos, los requerimientos individuales y, si además, practicamos una actividad física.

La evidencia científica, al comparar las diferentes dietas, no ha mostrado superioridad en ninguna. Pero sí tenemos en claro, que para mantener el descenso de peso alcanzado será necesario mantener la restricción calórica y la actividad física de forma frecuente. Y para lograr esto es indispensable no pasar hambre, generar saciedad y que nuestras comidas se adapten al estilo de vida que llevamos. Muy difícil que una «dieta de moda» (sea cual fuere) pueda cumplir con esta premisa.

¿Por qué varias comidas al día?

Con el pasar del tiempo, continuamos validando que la distribución de las calorías diarias en forma simétrica es la mejor opción, ya que logramos un descenso de peso a expensas de grasa corporal, conservando la masa magra, siempre y cuando, acompañemos con ejercicio físico. Si realizamos ayunos prolongados, terminaremos perdiendo proteína muscular y, sumado a esto, cuando llegue la noche, nos bajaremos la heladera formando grasa por el excedente calórico.

Y como dato no menor, distribuir las ingestas asegura la provisión constante de energía y nutrientes para los procesos metabólicos, nos brinda energía para nuestras actividades intelectuales y deportivas y, como consecuencia de todo ello, evita la aparición de atracones.

Balance Calórico: ¿solo de calorías se trata?

El déficit calórico es necesario, pero el cómo se consigue es lo que marca la diferencia.

Cuando decimos que necesitamos estar en un déficit calórico para perder grasa no estamos diciendo que solo importa ese factor, sino que es un factor clave para lograr ese objetivo.

El sueño, el ejercicio, los pasos diarios, el estrés, el estado anímico y el entorno hormonal, entre otros, afectan directa e indirectamente a la ingesta o gasto calórico total diario, por lo que influyen en el balance calórico y en nuestra composición corporal.

Una caloría de pescado no es igual a una caloría de panceta.

El déficit calórico generará perdida de peso pero es la elección de los macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) lo que hará que se pierda masa grasa o masa muscular.

Incluso aunque la elección de macronutrientes sea la correcta, se puede ganar grasa si se encuentra en un superávit calórico.

Contar calorías… ¿sirve?

Puede ser una herramienta interesante en algunos contextos para concientizar cuantas calorías se están consumiendo y analizar la relación entre los macronutrientes.

Sin embargo, contar calorías no es necesario para perder grasa corporal, ya que en la mayoría de los casos, elegir alimentos de calidad y mantener una rutina de entrenamiento, es suficiente para perder peso a expensas de grasa.

Lic. Nadia Manuale